Chris Grailey, un joven de origen Británico de 19 años de edad, negaba rotundamente la existencia de la pandemia por coronavirus, y tal era su despreocupación, que día con día salía de casa sin hacer caso a las medidas de protección contra el COVID-19.
El gerente de ventas de Manchester, confesó que se sentía “invencible” y que el virus era solamente un cuento de hadas. Por eso nunca uso una mascarilla y ahora está al borde de su muerte.
En un intento por advertir a la población, el joven grabó un video desde su cama en la unidad de cuidados intensivos, en el pabellón para pacientes en estado crítico por coronavirus donde indica que “ha pagado un alto precio” y que “no quiere que alguien más cometa los mismos errores que él”.
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La desobediencia de Grailey le costó su bienestar y su libertad, pues la enfermedad lo mantiene conectado las 24 horas del día conectado a un respirador artificial desde el 24 de septiembre, donde fue diagnosticado con COVID-19 y una neumonía aguda.
“Me están dando cuatro antibióticos diferentes, esteroides, oxígeno las 24 horas, y tengo más agujeros en el brazo que un drogadicto”, dice el joven en la grabación.
